Como todos saben, esta semana fueron las elecciones presidenciales de Estados Unidos, de las que ha salido vencedor y reelegido Barack Obama. En este pequeño mundo de farándula ha emergido de forma notable la figura de Nate Silver; un tipo desgarbado, bajito, con voz de pito y poco carismático. 321h5c
Resulta que Silver es un genio de la estadística y ex jugador de poker profesional. En las elecciones norteamericanas de 2008 Nate manejaba un pequeño blog llamado FiveThirtyEight en el que se dedicaba a analizar los posibles resultados de las elecciones, dando en último término unas predicciones sorprendentemente acertadas, con 49 de los 50 Estados y los 38 puestos del Senado.
Este grado de precisión, unido a una forma de escribir que convierte algo frecuentemente tedioso y denso como la política en un tema ameno y accesible, hizo que el New York Times se hiciera con el blog de Silver y lo convirtiera en uno de los analistas más importantes de su plantilla.
Todo comenzó con el béisbol. Nate empezó a diseñar un sistema estadístico que permitiera a los ojeadores y entrenadores poder predecir con mayor precisión el potencial y el rendimiento de jugadores en base a datos puramente estadísticos.
Completamente absorbido por su creación, el periodo sabático de Nate se alargó mucho más de lo previsto, y ahí es donde el poker entró en juego, pues nuestro protagonista tenía que encontrar una forma de ganar dinero. Para Nate fue muy fácil destacar, pues sus conocimientos estadísticos estaban muy por encima incluso de los mejores regulares, que probablemente todavía estaban dando sus primeros pasos.
Las grandes cantidades de dinero que ganó Silver gracias al poker online le permitieron financiar el que ha sido el sistema estadístico de predicciones más exitoso de la historia del béisbol, PECOTA. Pero, un par de años después, un inesperado giro de acontecimientos tuvo lugar en la vida de Silver.
En septiembre de 2006, el Congreso aprobó mayoritariamente la Unlawful Internet Gambling Enforcement Act, más conocida como la UIGEA, que destrozó el mercado del poker estadounidense. El número uno del momento, PartyPoker, abandonó de inmediato el mercado y el poker norteamericano pasó por su primer gran apagón.
Nate no podía entender cómo una ley tan absurda, con tantos recovecos y tan impopular podía haber sido aprobada, y decidió interesarse por el mundo de la política. Pronto descubrió que la UIGEA había sido una jugarreta del Senador de Iowa, Jim Leach, que se las arregló para colarla en una necesaria ley sobre seguridad portuaria.
Lo que el Senador de Iowa creía que era un golpe maestro que le haría ganar la simpatía de gran parte del bando republicano acabó convirtiéndose en su perdición. Según el propio Silver, miles de jugadores de poker se pusieron el mono de trabajo y decidieron hacer campaña activa por su rival, un profesor de ciencias novato en la política, el demócrata Dave Loebsack, que acabó ganando las elecciones en su Estado por tan solo 8.395 votos.
A partir de ahí, Silver acabó completamente enganchado a la política y empezó a diseñar su sistema estadístico de predicción de resultados que le ha llevado a su éxito actual y, según él mismo dice, a tener la sensación de que ha contribuido aunque sea en una pequeña medida, a ofrecer conocimiento al mundo y mejorar las vidas de la gente.
Ya bastante alejado de las mesas, Nate sigue recordando a veces su pasado como grinder con algunas de las metáforas que escribe en su blog, como ésta, extraída de su entrada de este mismo lunes.
“La situación actual deja a Mr. Romney con un proyecto de escalera interna. Disculpad el argot, pero es bastante apropiado: en el poker, completar un proyecto de escalera interna requiere que te caiga una de las 4 cartas de las 48 que quedan en la baraja, es decir, tienes un 8% de probabilidad. Esas son, según mis predicciones, las probabilidades de que Mr. Romney gane las elecciones”.
Es difícil no esbozar una sonrisa al leer al bueno de Nate, que por cierto, ha perfeccionado su sistema en 2012 y ha acertado la victoria en todos los Estados -cincuenta de cincuenta- y los senadores que dirigirán la vida política de su país durante los próximos cuatro años.